Pasión
PASIÓN
La palabra “Pasión”, que apareció por primera vez en el siglo XII, acuñada por eruditos cristianos, significa: padecer o sufrir. En su sentido más puro describe el sufrimiento voluntario de Cristo.
Viene del latín passio, -ōnis, y esta a su vez se derivó de la griega πάθος páthos, que significa ‘sufrimiento’, ‘emoción’. Pero el significado literal ‘sufrir’ no se refiere a un sufrimiento puro y voluntario. Se refiere a la esencia del significado; a un sufrimiento sagrado.
Se nos ha enseñado que el sufrimiento es algo negativo, pero no todo es así. Ya que sufrir puede y debe ser algo bueno. Sagrado. Noble. Lo que define la vida.
Porque hay que distinguir entre sufrir y ser una víctima, y otra muy alejada, es estar dispuesto a sufrir por una causa y convertirte en un vencedor.
Popularmente cuando nos referimos a pasión, con frecuencia pensamos sobre el amor romántico. Pero el auténtico significado sería: Estar dispuesto a sufrir por lo que amas.
Cuando encontramos o descubrimos la causa por la que estamos dispuestos a pagar un precio, hemos descubierto la misión y propósito de nuestra vida.
Y sino, solo hay que ver a lo que está dispuesta una mujer a vivir durante 9 meses para poder tener a su bebe en brazos. O un hombre por el bienestar de sus hijos, el deportista de élite que pasa buena parte de su niñez y juventud preparándose para la gran competición, o el escalador para alcanzar la cima del Everest.
Cuando descubrimos una causa o meta por la que estamos dispuestos a esforzarnos, sufrir miedo al fracaso, dudas, lo incierto del trayecto. Podemos tener la certeza que estamos sintiendo Pasión.
Estamos dispuestos a sufrir pura y voluntariamente hasta alcanzar nuestra meta. A pagar el precio por hacer posible nuestro sueño.
Ya lo escribió Viktor Frankl, cuando dijo: «Esta es la esencia del espíritu humano… Si logramos hallar algo por lo que merece la pena vivir, si logramos dar un sentido a nuestra vida, hasta el peor de los sufrimientos es soportable».
Anímate y persevera en alcanzar tu meta, por tu sueño, bien que vale la pena pagar el precio por hacerlo posible.
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